La odontofobia o miedo al dentista es un problema que afecta a una gran parte de la población y que puede llevar a diversos problemas de salud. En esta entrada te explicamos los riesgos a los que nos exponemos cuando no asistimos periódicamente al dentista y os mostraremos unos consejos para reducir esta fobia, especialmente en niños.
¿Sabías que casi el 100% de los adultos tiene alguna caries o problema bucal?
Los odontólogos y profesionales de la salud en general, siempre recalcamos la importancia de llevar a cabo una correcta higiene dental. Tener una boca sana, no solo nos ayudará a mantener nuestras piezas dentales sanas, si no que la boca, debido a su gran cantidad de conexiones y su cercanía al cerebro y otros órganos, es una zona de alto riesgo de infecciones.
A pesar de llevar una higiene correcta y cuidadosa, en ocasiones algunas bacterias se mantendrán en la boca el tiempo suficiente como para generar caries o enfermedades gingivales. Por ello, siempre insistimos en la necesidad de realizar revisiones periódicas en el dentista,a pesar de no tener molestias u otras sintomatologías. En estas revisiones, detectaremos estas enfermedades y podremos realizar el tratamiento, reduciendo en gran medida los daños o la extensión de las infecciones a otros órganos del cuerpo. Además al tratar las enfermedades en su inicio, la efectividad de los tratamientos es mayor, menos intrusivo e incluso más económico.
Una de las principales causas por las que no vamos con asiduidad al dentista, es por el miedo al tratamiento que podríamos tener que realizar, por ejemplo, el no tener molestias, no significa que no tengamos que realizar ningún tratamiento. La falacia de que la ignorancia da la felicidad, puede provocar que no queramos conocer nuestros problemas dentales para no tener que realizar el tratamiento.
En una de las peores situaciones en que nos podamos ver, es que alguno de nuestros dientes esté necrosado (podrido o en proceso de pudrirse), por lo que esta pieza dental no duele, y puede provocar retrasos en afrontar su tratamiento por parte del paciente. Sin embargo, este diente necrosado, es uno de los mayores riesgos para nuestra salud, ya que puede traspasar la infección al torrente sanguíneo y afectar al propio hueso o incluso llegar a otros órganos, como el corazón, provocando enfermedades fatales como la endocarditis bacteriana o la angina de Ludwig.
Consejos para perder el miedo al dentista desde la infancia
Sabemos que en muchos casos el miedo al dentista nace en nuestra infancia, y se mantendrá en la adultez. Por ello es necesario fomentar las revisiones dentales desde la niñez.
- Cuando se visita al dentista para una revisión peródica, en edades tempranas, es más fácil que no sea necesaria ninguna intervención, por lo que el niño no se asustará cada vez que tiene que acudir al dentista.
- Debemos normalizar estas visitas al dentista, explicando al niño que el dentista es como un médico amigo que va ayudarnos a tener una boca sana.
- No compartir malas experiencias pasadas, o comentarios y rumores negativos con ellos, los niños siempre recuerdan estas palabras, y pueden crearles un miedo que realmente no tendría un fundamento sólido.
- No mentir. No debemos decirle que se va a asistir a otro sitio (no al dentista), ni prometerle que no le van a hacer nada. Esto puede crear falsas esperanzas que provoquen un mayor rechazo a volver al dentista.
- No amenazarle con ir al dentista cuando se porta mal o no hace lo que se le pide.
- Realizar juegos o compartir juguetes que le ayuden a normalizar esta situación, demostrando que el dentista es un amigo que quiere ayudarle a tener una boca sana.
Dra. Mayte Abeledo Becerra
Odontóloga Especialista en Cirugía Oral y Ortodoncia
Clínica Odontológica Abeledo y Filpo
Calle San Roque, 38-40, Lugo
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